El caballero Américo Torres, de …[afiatada y excelente] dicción, dejó en la memoria popular de la teleaudiencia uruguaya, sus legendarios avisos de televisores Philips. ¹
La alegría llega sola, encienda su Philips y mire cómo florece su imaginación, enciéndalo!” ²
Conductor de «Noches Brillantes» en Monte Carlo, TV Canal 4, que como todos los programas se transmitía en vivo. Américo Torres fue todo un señor de la televisión. «Noche Brillantes» se emitía los domingos en la noche y generalmente pasaban una película o algún especial. ³
En la edición del 10 de agosto de 1964 del Semanario «Marcha», Montevideo, una nota editorial firmada por un crítico de iniciales E.R. hizo laudatorios comentarios a la labor profesional del recordado locutor.
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Esta página es poco dada al elogio. Creemos que —sobre todo en ciertos campos de la televisión— estamos en la etapa de la construcción y sería muy mala técnica otorgar calidad de solidez y permanencia a materiales endebles. Si engañándonos, engañándolos y tratando de engañar al público pretendemos construir con ellos lo duradero de nuestra TV, lo que ha de jerarquizarla y distinguirla, sólo conseguiremos figurar como cómplices en el proceso a su caída. Nuestra posición, pues, está fijada por ese espíritu: nuestra cuota de elogio se ve limitada por la propia e indigente escasez de material elogiable. Esa pobreza es particularmente sensible en el gremio de la locución comercial. Tal vez es la más evidente. porque es la que da la cara; y hay otras fallas que se disfrazan detrás del aparato técnico que las escamotea al televidente común. Pero lo cierto es que en la locución comercial pululan elementos regulares, mediocres, malos y hasta algunos que es increíble que actúen ante las cámaras como no sea por razones de parentesco. Cualquier explicación es buena para lo inexplicable. (1)
(1) Para evitar suspicacias, aclaremos desde ya que jamás hemos inscripto en el rubro de locución comercial a Mílton y Raul Fontaina (h).
Lo más afligente para el desapasionado frecuentador de estudios de TV es la falta de conciencia profesional que existe entre ellos y ellas. Parecen no darse cuenta de dos cosas que son fundamentales; la primera es que los miles de pesos que están invirtiendo en esos
programas los comerciantes e industriales, van a desembocar en el anuncio y que, por lo tanto, deben hacerlo de la mejor manera posible, en la forma más persuasiva y vendedora de que sean capaces. estudiando cuidadosamente los argumentos del texto que deben memorizar y enfatizándolos en la justa medida para que rindan toda su eficacia; la segunda, es que se están presentando ante muchos miles de personas de cuya simpatía y adhesión, depende su éxito y el éxito de su carrera. Y esto no se consigue con “caritas» y sonrisas estereotipadas.Por eso nos complace destacar hoy la presencia de un auténtico profesional de la locución comercial, un hombre que ha aplicado incansablemente su inteligente espíritu de observación, su cultura, su severa autocrítica y un estudio constante a obtener la perfección de su trabajo.
Estamos hablando de Américo Torres. Es cierto que Torres posee condiciones naturales de simpatía y voz, pero esas condiciones representan solamente la base sobre la cual su disciplina personal ha edificado cuidadosamente el delicado andamiaje sobre el cual reposa firmemente una actuación correcta, convincente, impecable. Sin apelar a trucos de dicción o énfasis, naturalmente, los anuncios de Torres extraen al texto publicitario el máximo de su eficacia e incluso lo mejoran mediante un acertadísimo empleo de pausas y ritmos, apenas perceptibles pero que han sido prolijamente ensayados por el locutor. Cuando se encuentra en un estudio, Torres no descansa: se le puede ver repasando su texto en voz baja, buscando los mejores efectos y una vez que los consiguió, los repite todo lo necesario hasta fijarlos bien en su memoria. Es exigente consigo mismo y tiene una severa conciencia de su profesión. Más de una vez se ha negado —perdiendo dinero y clientes— a decir determinado texto porque el excesivo número de palabras le impedía interpretarlo correctamente.
Deliberadamente no hacemos comparaciones ni damos nombres que quizá desvirtuarán el objeto de esta nota, pero sí podemos hablar de modalidades. Hay locutores que más que vender el producto aprovechan el espacio para venderse a sí mismos; demostrar qué simpáticos son o qué facilidad de palabra tienen, olvidándose que amontonar rápidamente palabras no significa siempre decir algo o qué «canchero» son frente a la cámara. Torres ha conseguido un justo límite dificilísimo; sin abdicar de su personalidad, le entrega al producto que vende, su natural sitio de «vedette» del anuncio.
Cuando está vendiendo un televisor los argumentos de venta llegan en primerísimo plano al televidente y sin embargo el público no pierde de vísta a Torres que, hábilmente, no llama la atención sobre su persona sino sobre el producto. Una pausa más marcada, un gesto más definido, un ademán menos sobrio, invertirían los términos: Torres sería la «vedette» y el producto pasaría a segundo plano, pero nuestro hombre ha sabido encontrar, y lo mantiene, ese justo límite que es lo perfecto en la locución comercial: el convincente intérprete del texto, al servicio de la venta.
Si hemos analizado con cierta minuciosidad el trabajo de Torres ha sido porque esperamos obtener dos efectos constructivos: efectuar una disección fácilmente comprensible de las responsabilidades que entraña ese aspecto de la televisión y —lo esperamos conseguir— que, aunque sea a hurtadillas, muchos de los iniciados, otros que recién se inician y los que esperan iniciarse en la locución comercial, estudien un poco la actuación de Torres y entiendan el por qué de su corrección, trabajo, contracción y disciplina. No se puede jugar con los pesos, a corazón alegre.
E.R.
Agradecimiento:
- Mario Filippini, España, quien gentilmente aportó el recorte de prensa del artículo de “Marcha”.
Es una pena que no se integre registro de video, o audio, de este señor locutor Américo Torres, que fue el mejor en comerciales de venta y presentación de programas de televisión. Aún este maestro no ha sido igualado en la perfección de su trabajo. Hoy día en el año 2018 la difusión radial y televisiva, es increíblemente ridícula,en la dicción de los locutores y movimientos escénicos, la falta de sobriedad y cultura en los presentadores, hace de los comerciales un chiste de mal gusto para los oyentes y televidentes.
Estimado, NO he encontrado videos con su imagen en video. Sé que hay en alguna tanda colgada en You Tube, pero aún no he dado con ella. Gracias por visitar la página y el blog y darme su comentario, coincido totalmente con sus expresiones. Saludos, Horacio Nigro/LGdS
En los 80s… pero ya no entrado mucho los 90s este mismo locutor ya era la voz oficial de Philips Uruguay. Específicamente una hubo una publicidad (año 85 aprox) que mostraba la historia de la televisión a través de phillips cuya voz la daba éste profesional al que me refiero. La publicidad era en dibujos animados
A principio de los 90s dio voz al recién estrenado TeleShopping
Recuerda por casualidad ud la publicidad de philips a la que hago mención???
Saludos cordiales
Toda la razón para el Sr Jorge Gerés Aguilar en su opinión a la actualidad televisiva y radial y soy pesimista en que vuelva el tiempo tiempo aquel donde ambos verdaderos ejemplos de cultura y seriedad
En los 80s… pero ya no entrado mucho los 90s este mismo locutor ya era la voz oficial de Philips Uruguay. Específicamente una hubo una publicidad (año 85 aprox) que mostraba la historia de la televisión en phillips cuya voz la daba éste profesional al que me refiero. La publicidad era en dibujos animados
A principio de los 90s su voz majestuosa (tipo henry mullins) dio voz al recién estrenado TeleShopping
Alguien recuerda la publicidad philips a la que hago mención???
Hace muchos años, allá por 1990, desembarqué en Montevideo muy jovencita y recién llegada del interior y fui a vivir en una pensión mixta en la calle Canelones, si mal no recuerdo. Allí conocí a un señor mayor muy elegante, extremadamente educado y bien hablado llamado Mario Torres, que me comentó ser el hermano de Américo.