La gran hoguera de radios de 1929: cuando más de 25.000 radios se hicieron literalmente humo.

Si eres radioaficionado o un fan de la electrónica vintage, imagina esto: más de 25.000 radios perfectamente funcionales, apiladas en una pira… y quemadas. ¿Suena dramático? Eso es exactamente lo que sucedió durante uno de los episodios más extraños de la historia de la radio: La gran hoguera de las radios en 1929.

A finales de la década de 1920, la tecnología de radio estaba evolucionando rápidamente. Los receptores de Radio Frecuencia Suntonizada (TRF, Tuned Radio Frequency) estaban siendo reemplazados por un nuevo tipo de circuito, el superheterodino. Era más estable, más sensible y mejor para ajustar las señales débiles. Las empresas estaban compitiendo para ofrecer los últimos modelos, y los consumidores estaban ansiosos por actualizarlos.
Pero los fabricantes y los minoristas estaban atascados con miles de radios de TRF «obsoletas» que no podían vender, no porque no funcionaran, sino porque ya no se consideraban de vanguardia.

Entonces, ¿qué hicieron?

Los destruyeron públicamente.

En las hogueras masivas —a menudo organizadas como eventos de marketing— se quemaron inventarios enteros de radios nuevas, pero no vendidas. ¿El objetivo? Reducir los excedentes, proteger los precios e impulsar los nuevos modelos de superhets.

Fabricantes, como Emerson Radio, celebraron eventos públicos con hogueras donde se quemaron grandes cantidades de radios TRF no vendidas. El número de radios destruidas en estas hogueras se estima en más de 25.000.

Para los radioaficionados de hoy, es un recordatorio de lo rápido que evoluciona la tecnología y lo fácilmente que podemos olvidar la belleza y la función de los diseños «obsoletos». Algunas de esas radios de TRF serían artículos de colección apreciados hoy en día.

En la perspectiva actual, si bien adoptamos plataformas basadas en SDR, DSP y software, hay algo atemporal en la artesanía analógica. Respetar el pasado nos ayuda a apreciar de dónde vino nuestro pasatiempo y hacia dónde va.

Por impactante que parezca, esto fue visto como un movimiento audaz en el posicionamiento de marca. Pero para los amantes de la radio y los historiadores, fue una pérdida trágica. Cada una de esas radios era una pieza de la historia de la ingeniería que se fue para siempre en una bocanada de humo y filamentos brillantes.


Fuente:

«The Great Radio Bonfire of 1929 — When Over 25,000 Radios Went Up in Smoke», vía PY6CJ, João Grisi en su página de Facebook (texto original levemente modificado adaptado para esta entrada de LGdS).

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