«El Dueño de la Radio», Humberto Nazzari. (Por Alvaro Gustavo Loureiro, «El País», Montevideo, Uruguay, 1990).

“Humberto Nazzari siempre fue un ejemplo para mí. Me siento en deuda con él”, así pronunció estas palabras Oscar Pedemonti (Uruguay, 1926-2004), actor y productor uruguayo quien estuvo casado, con la actriz Thelma Biral (Argentina, 1941) y que, además de actor, fue un importante productor teatral en la vecina orilla. ’

Con estas palabras, comienza una nota periodística cuyo autor es el periodista Álvaro Gustavo Loureiro, crítico teatral, director, gestor cultural uruguayo, publicada en su momento en el diario «El País», Montevideo, Uruguay, el domingo 5 de agosto de 1990, cuyo texto se reproduce a continuación. Se intercalan en esta entrada del blog,  algunos registros sonoros, y imagenes del archivo de La Galena del Sur, provenientes de distintas fuentes mencionadas.

Humberto Nazzari (Uruguay, 29/10/1902 – 11/5/1992). Escritor, dramaturgo, director, recitador, charlista. (Foto diario «El País», Montevideo, 1990).

Thelma y Pedemonti tejieron su romance trabajando junto a Nazzari a quien ven no sólo como el compañero que les supo brindar apoyo y amistad, sino también como el director que trasmitía un ejemplo de inquebrantable profesionalismo. Es seguro que muchos uruguayos más sientan la misma deuda a la que se refería “Titino” Pedemonti frente a este hombre que, con más de bien vividos ochenta años, en el merecido retiro, recuerda todos y cada uno de sus pasos con mente lúcida y expresión clara pie vuelca con aquella voz que hechizara a los radioescuchas de ambas márgenes del Rio de la Plata.

Humberto Nazzari. Una de las figuras destacadas de la escena y radioteatro uruguayos. (Revista «Cine Radio Actualidad», Montevideo, 1947). (Archivo Horacio Nigro Geolkiewsky/LGdS).

Resulta difícil creer que este afable señor de fácil palabra y memoria asombrosa permanezca alejado de los micrófonos con tan amplio bagaje de conocimientos y anécdotas sobre toda una época de la radio y el teatro rioplatense. En los duros años cuando el término oficio se aprendía en la marcha, un Humberto Nazzari adolescente sintió nacer la pasión teatral al lograr integrar un elenco italiano que actuaba en el Stella dTtalia, compromiso que le exigió hablar la lengua de sus mayores, recibiendo entonces el apoyo de su madre, con la cual en escasas horas hizo frente a la aridez de los verbos irregulares y demás dificultades del idioma.

Un programa de 1929 nos muestra a un juvenil Humberto Nazzari convertido en primer actor de la compañía encabezada por Carmen Oribe y Julio Renato en una ampüa gira por las provincias argentinas. Ya entonces Nazzari emprendía el camino de tantos otros uruguayos (Luisa Vehil, Santiago Gómez Cou, Alberto Vila, Ubaldo Martínez y la misma China Zorrilla) que obraron de vínculo entre dos países con innumerables puntos de contactos.

Actor, director, recitador, charlista: son muchas las actividades y disciplinas que Humberto Nazzari abarcó a lo largo de una prolífica carrera. Hizo teatro en Buenos Aires y en Montevideo en incontables temporadas Actuó junto a nombres como la Vehil, Nélida Franco, Alberto Closas, Teresa y Esteban Serrador, Alberto De Mendoza, Gómez Cou y Osvaldo Miranda.

Humberto Nazzari en el Estudio Auditorio, (Revista «Cancionera, Montevideo, 1934). (Archivo Horacio Nigro Geolkiewsky/LGdS).

Difundió obras de estimables autores rioplatenses como «Tempestad», de Tálice, «Puerto», de Despouey, «La noche se va para siempre», de Tálice y Calero, «Acuérdate de Aurelia», de Bertrán, «El príncipe azul», de Víctor Pérez Petit (con un elenco en el que figuraban Violeta Ortiz, Julia Amoretti y García Barca) y tantas otras.

Las giras, en varios casos, fueron más allá de las consabidas fronteras rioplatenses, un punto que ilustra la temporada cumplida por el elenco que, dirigido por Nazzari, en 1941 llevó «Jazz», de Marcel Pagnol, a Porto Alegre, mereciendo elogios de público y crítica.

La experiencia cinematográfica también tentó a nuestro actor, quien, a fines de la década mencionada, interpretó un papel destacado en «La orquídea», de Ernesto Arancibia, al lado de Laura Hidalgo, una mujer cuya belleza, confiesa, dejaba a todos boquiabiertos.

No solo las provincias argentinas conservan el recuerdo de las giras efectuadas por los elencos que llevaba Humberto Nazzari. Cuando el actor y director se encontraba de este lado del Plata, tampoco perdía oportunidad de acercarse al interior, como lo prueba el título de Sánchez que puso en cartel en Paysandú en 1971 o, un año antes, la ambiciosa empresa titulada «Estampas del Exodo del Pueblo Oriental» que en la sanducera sala del Florencio Sánchez congregó a veinte actores, catorce extras, cuarenta y cinco músicos y un coro mixto de sesenta voces.

Extrema sobriedad y una cuidadosa dicción constituyen, de acuerdo con testigos de la época, las virtudes que, Nazzari, junto a una permanente soltura, conjugaba en escena como actor.

Humberto Nazzari y su actuación en CX32, 1951. («Revista «Cancionera», 1951. Archivo Horacio Nigro Geolkiewsky/LGdS).

Pero resulta imposible referirse a su carrera, sin mencionar su gran amor: la radio. En plena década del Treinta —época del florecimiento de la radiotelefonía rioplatense— este hombre infatigable mostraba su entusiasmo por un radioteatro que hiciese honor al término, es decir, que brindase la posibilidad al oyente de participar en el fenómeno teatral a través de la radio. Y Nazzari hizo radio en Buenos Aires y en Montevideo. En 1936, Radio  El Mundo de la vecina orilla contaba con un calificado plantel de artistas entre los que se encontraban Camila Quiroga, Blanca Podestá, Paquito Busto, Iris Marga, Orestes Caviglia, Milagros de la Vega, Blackie, Juan Carlos Thorry, Alberto Vila, Hugo del Carril y Nazzari.

«Los discípulos de Nazzari», Raúl Barbero. (audio preparada para institucional de CX12 Radio Oriental, 2014).

Aviso promocional en publicación uruguaya «Guía de Radio», 1953. (Archivo Horacio Nigro Geolkiewsky/LGdS)

Consciente de la diversidad y heterogeneidad de radioescuchas que una trasmisión radial abarcaba, Nazzari siempre tuvo en cuenta los gustos populares a los que atendía sin denigrarlos (comedias musicales tangueras, una versión argentina de «Dios se lo pague» para la cual experimentó caracterizándose de mendigo y saliendo a la calle). Con el auspicio de Enseñanza Primaria realizó una adaptación de la historia del pequeño Dionisio Díaz del Arroyo de Oro que fuera grabada para las distintas escuelas del país.

Las semblanzas biográficas de músicos, maestros, poetas y del héroe Artigas (en versión escrita por Enrique Crosa) salieron asimismo, al aire al impulso de los elencos conducidos por Nazzari, al igual que «El crisol de la historia», un famoso ciclo dedicado a destacar importantes acontecimientos universales.

Raúl Barbero, charla sobre Humberto Nazzari con la actriz Nelly Robredo, (ciclo de programas «La Vuelta al Dial en 70 años», emitido en 1992 por CX16, Radio Carve, en conmemoración de los 70 años de la radiodifusión uruguaya). 

Los años de oro del radioteatro nacional incorporaron los nombres de gente como Blanca Burgueño, Julio Alassio, Mora Galián, Juan Casanovas, Violeta Amoretti, Mecha Bustos, Lalo Gómez, Isolina Núñez, Raúl Amoretti, Violeta Ortiz, María Angélica Bauza, Margot Vera y muchos más. Con ellos Humberto Nazzari ocupó el lugar de uno de los más empecinados en hacer teatro radial y no una simple lectura por el micrófono. Esa inquietud se extendía con tenacidad a la difusión de la obra de los grandes autores universales hasta lograr que aún aquellos oyentes que no se inclinaban por la lectura pudiesen acercarse a textos de Dumas, Nicodemi, Pagnol, Tolstoi o Dostoievski, entre cientos.

Infatigable disertante, Nazzari completó en 1987 doscientas charlas en CX 14 que llevaban el título de «Reflexiones de un jefe de hogar».

Relatos, charlas y romances en la noche [Humberto Nazzari] (1984), CX14 Radio El Espectador. Toma de aire de CX14_El Espectador.

El efecto de esta vida dedicada a una profesión tan singular lo percibía Nazzari a través de las numerosas cartas y visitas de sus oyentes o ante el mero hecho de ser reconocido en una oficina pública simplemente por su voz, esa voz grave que se adueñaba de tantos hogares como para que, más de una vez, fuera lugar común mencionar la emisora CX10 como “la radio de Nazzari”. De una manera popular y generosa, lo era. –

Alvaro Gustavo Loureiro.

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