Argentina. Las primeras casas de radio en Buenos Aires. 1900-1925.

Materiales de radio que se vendían como de Física experimental.

Los primeros investigadores de la radio estaban ávidos de comprobar las experiencias de Marconi quien a principios del siglo XX había logrado efectuar comunicados fuera de los muros del gabinete de Física (experiencias de Branly) entre St. Margaret, cerca de Dover y Wimmereux, próxima a Boulogne Sur Mer.

Pilas, llaves de cuchilla, interruptores, acumuladores, bobinas de inducción (los famosos carretes de Ruhmkorff), condensadores del tipo Botella de Leyden o improvisados con láminas de estaño y placas de vidrio, podían obtenerse en las casas que vendían artefactos para laboratorios de Física con fines de estudio y experimentación.

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Algunas casas como el Bazar Yankee, Laborde, Lepage y otras, traían algunos accesorios o juegos «científicos» que eran rudimentarias estaciones de telegrafía sin hilos.

Jugar con pilas secas, electricidad básica, construir  electroimanes,  timbres caseros y teléfonos rudimentarios comenzaba a ser un entretenimiento para el jóven de entonces, donde la misma electrificación del hogar comenzaba a extenderse con aparatos de uso doméstico.

The Boys_Electric_Toys_Electro_Importing_Co_1924

Esta caja de construcción fue fabricada y comercializada en 1924 por la primera firma en el mundo que tuvo el mérito de popularizar la construcción de aparatos eléctricos y de radio telegrafía para uso de aficionados: «Electro Importing Co.», de Nueva York, creada por el gran impulsor y periodista de la radio Hugo Gernsback. Con sólo el uso de un destornillador, incluido en la caja, el entusiasta podía armar los siguientes aparatos: electroimán, cañón eléctrico, espiral danzante, martillo eléctrico, galvanómetro, voltímetro, captor para teléfono, condensador, micrófono sensible, teléfono inalámbrico para corta distancia, probador de baterías, zumbador eléctrico, ribeteadora eléctrica, pececitos danzantes, teléfonos cantante, danzarín misterioso, reóstato, péndulo errático, mariposa eléctrica, motor termoeléctrico, telégrafo, visual, etc., etc. Incluía un manual de instrucciones con la descripción de un centenar de experimentos. En total contaba con 114 piezas independientes y 24 terminadas y listas para su funcionamiento.

Puede decirse que, hasta después de la I Guerra Mundial no podían comprarse elementos o accesorios que hubieran sido fabricados especialmente para radiotelegrafía.

Así, de 1918 a 1920 se especializaron algunas casas en la venta de elementos importados y también comenzó la industria nacional a fabricar accesorios o piezas sueltas para armar condensadores variables o devanar bobinas.

Entre las primeras mencionaremos la Casa Magdalena, de Maipú 669; Gustavo Mollajoli en Corrientes: Guerrero, en Esmeralda 455 (que importó los primeros generadores y convertidores), García Santos en Moreno 500; Menéndez en Rivadavia 1856; Linares, en Perú 657.

La Casa Galli Hnos., fue fundada en 1911, con su local en Entre Ríos 628-636 y también con un anexo en la calle Carlos Pellegrini, que tuvo que desaparecer al trazarse la Diagonal Norte.

La Casa Daneri y Zaccai, de San Martín 374, importó unos famosos regenerativos «Radio -Concerts» Pericaud de París y por supuesto las primeras válvulas termoiónicas marca «Metal», conocidas como «audiones» y que eran triodos comunes, con 4½ voltios en filamento y un amperio de consumo. Las patitas de conexión no estaban dispuestas equidistantes, sino solamente tres de éstas y una cuarta más alejada, que era la placa.

García Rubio, en Callao 188-192, vendía condensadores Brandly, Bremer-Tully, bobinas tipo variómetro Sleepper, diales, zócalos antimicrofónicos, etc.

Domingo Ortelli y Cía., instalada en Corrientes 773, vendía muy buenos materiales, aunque después solamente se dedicó a instalaciones eléctricas y sanitarias.

Mentruyt y Cía., en Bolívar 181, no solamente vendía aparatos importados sino que fabricaba los tan famosos regenerativos «Perry O’Briggs», con bobinas canasto de pocas pérdidas, los Reinartz «Roberts» y los primeros de radiofrecuencia sintonizada, a los que entonces se les conocía como neutrodinos, porque se debían ajustar con unos pequeños condensadores de tubito de unos 5×30 mm,«Ultradynos», y otros.

La Casa A. Hertzmann, de San Juan 1952, era un establecimiento electrotécnico que fabricaba receptores a $90 y varios accesorios, como variocouplers, condensadores variables y reóstatos. Los receptores a galena en lujosas cajas de cuero y madera lustrada se vendían de $25 a $35.

La Compañía Radio Telefónica Argentina, registró la marca CIARA para sus aparatos receptores y trasmisores, y tenía sus escritorios en Sarmiento 372.

Guerrero y Gache, sucesores de Horacio Guerrero, vendían unas extrañas «bobinas amplificadoras» de radiofrecuencia marca «Sullivan», para ondas de 200 a 20.000 metros a $35 c/u. Tenían forma plana entre dos placas de ebonita con una manija selectora de 4 topes y bornes de bronce pulido para entrada y salida. Se conseguían en Esmeralda al 455.

Luis Galli,  en Santa Fe 126, fue la meca de muchos radioaficionados , principalmente del barrio Norte. Tenía un amplio surtido en accesorios  para construir aparatos. Los materiales necesarios para armar un receptor estándar regenerativo a un costo total de $38 eran los siguientes:

  • 1 panel de ebonita 24 x 25 agujereado
  • 1 condensador variable de 17 chapas, armado (nótese que entonces se vendían las chapas sueltas, con varillas roscadas y arandelas de separación)
  • el reóstato de 6 ohmios para filamento
  • 1 resistencia para grilla (2 megohmios)
  • 1 condensador de grilla (250 picofaradios)
  • 1 condensador de teléfono (.001 microfaradios)
  • 1 variocoupler completo (¡cuantos chicos usaban baleros para hacer la bocha de reacción, o sea de realimentación)
  • 2 bornes con cabeza de ebonita
  • 6 bornes de bronce
  • 4 enchufes de audión, un zócalo de válvula
  • 9 topes comunes
  • 2 topes finales (éstos tenían un escalón para que la manija selectora no siguiera viaje)
  • la manija selectora de bronce
  • 2 diales graduados
  • alambre para conexiones

Si se deseaban las piezas armadas sobre el tablero de ebonita se abonaba $3 adicionales. La caja de roble, lustrada, para el receptor costaba $8.

Otra de los antiguos establecimientos de radio era la Casa Chercover, ubicada en la calle Victoria 454, que vendía juegos de bobinas para armar Perry O’Briggs a $12 y los «Roberts Knock-Out» al mismo precio. Don José el propietario decía que era la casa más antigua y mejor surtida de Sudamérica.

La Casa Fotia, en Lavalle 776, comercializaba de acuerdo a su lema en base a la buena fe y entregaba productos legítimos de valores exactos, pues de éstos dependía el éxito de todos los circuitos.

Longovica, en Alsina y Chacabuco, era representante exclusivo de la fábrica de válvulas de radio «Radiotechnique» de Francia. Vendía la «Radio Micro» de consumo reducido, con las siguientes características: 3 voltios de filamento, 0,060 amperios de consumo en filamento, 45 voltios en placa, 10 miliamperios de consumo anódico, un coeficiente de amplificación de 10 y resistencia interna de 30.000 Ohmios.

Otra casa fue la Antigua Casa Méndez, en Libertad 78, que importó los materiales de las marcas Cladwell, USL, Dimac, Dubillier, Hart, Pacent, Maquis, Warne’s, Chelten, Bremer-Tully, etc.

La Casa Quodbach y Schwarz vendía los teléfonos y altoparlantes Seibt, muy sensibles.

Dentro de los fabricantes locales de accesorios y elementos se pueden mencionar: las Baterías Fanal, de la calle Güemes 4327 con fábrica de acumuladores con elementos en vasos de vidrio de 4 y 6 voltios de 16 a 120 amperios/hora. Tenían caja de roble, tapa y manija. Se vendían con el lema: «placas y electrolito visible».

Otra fábrica de acumuladores correspondía a la firma Podestá, Berón y Cía., sita en la calle Pasteur 759, que proveía dos tipos: «A», para filamento de 6 voltios, en vasos de vidrio o ebonita y «B», para placa de 22½, 45 ó 90 voltios.

La famosa casa Lieta, de A. Gatti, fabricaba dínamos para cualquier potencia y tensión, motores, reactores, transformadores, etc., con talleres en Bartolomé Mitre 2130.

La casa Bremia, de Camaño y Philippi, con locales en Hortiguera 86 y Rivadavia 6185, fabricaba transformadores de baja frecuencia para una, dos o tres etapas de amplificación en las relaciones 1:9, 1:5 y 1:1. También, transformadores de micrófono y reactores de placa.

Alfredo Tonazzi, fue un verdadero pionero de la industria radioeléctrica argentina y del broadcasting, y tenía sus talleres en Sarmiento 1147, que ocupaban 1.200 metros cuadrados. Empezó en 1909, apenas salido de la Escuela Industrial, consagrando sus energías y aptitudes a la industria nacional, entonces incipiente. En sus talleres se iniciaron muchos radioaficionados que armaban las famosas bobinas del regenerativo y los condensadores variables con chapas de cinc recortadas convenientemente. El tamaño y separación de éstas, se calculaba aproximadamente para obtener las siguientes capacidades: 17 chapas: 250 picofaradios; 25 chapas: 350 picofaradios.

Sumergiendo las chapas del condensador variable en aceite se aumentaba, lógicamente, la capacidad, al variar la constante del dieléctrico. Esto se hacía para escuchar en onda de miles de metros, con las afamadas bobinas «nido de abeja» o «honeycomb», de hasta 1.500 espiras.

Algunas ferreterías también vendían implementos de radio. Por ejemplo, la Ítalo  Argentina, casa establecida en 1907, vendía esmaltes, barnices, pilas y accesorios varios.

No faltaban las que vendían con facilidades. Así, la Sociedad Argentina de Créditos, entregaba un aparato completo a galena, con antena, colocado y funcionando, con una entrega inicial de $30 y 10 mensualidades de $ 10.

Borsella y Grand, de Bolívar 172, vendía receptores  regenerativos de $70 y teléfonos «Telefunken» a $20, y en la sucursal de Cangallo 588, aparatos trasmisores.

Francisco J. Brusa, instaló la primera fábrica para uso eléctrico, en Corrientes 2037. Tenía una estación trasmisora, Nº 204 del Radio Club Argentino y Nº 70 del Ministerio de Marina.

PRINCIPALES CARACTERISTICAS DE LAS CASAS DE RADIO AL PROMEDIAR 1925.

Muchas casas de radio de esa época eran radioclubes en miniatura. Los clientes que «relojeaban» las compras que hacían los vecinos, se interesaban por el aparato que proyectaba armar. Algunos, con más experiencia, daban consejos en tono doctoral y misterioso; y a veces, se discutían circuitos y se armaban buenas polémicas.

La Casa Pekam, instalada en Florida 524, planta baja y primer piso, era una de las de mayor categoría por el inmenso stock de aparatos (para la época) del que disponía, y por sus talleres.

Tenía una numerosa y selecta clientela. Construyó un equipo trasmisor «standard» con válvulas de unos 50 vatios, que se hizo popular en las estaciones de cierta «categoría». Uno de ellos es el que se ilustra a continuación, correspondiente a la estación del Ing. Teodoro Bellocq,  a quien el Ministerio de Marina de Argentina en 1913 otorgaba una primera licencia que le habilitaba como radioaficionado civil.

Estación del Ing. Teodoro M. Bellocq, estudioso radioaficionado y pionero desde 1912.

El Radio Club Argentino también tuvo uno de estos trasmisores, así como aficionados como Carpinacci, el Dr. Pas, Bates y otros.

Gino Bocci y Hno., en Rivadavia 2166, eran representantes de la afamada marca de acumuladores «Willard», que tenían separadores de caucho entretejido y se dedicaron a la radio más que como aficionados, como promoción para su establecimiento. Tenían la Estación 500 del Radio Club Argentino y trasmitían música de discos Víctor, Sello Rojo, casi en forma continuada, lo que favorecía a los aficionados que deseaban ensayar sus receptores. Se les podía pedir determinados discos por teléfono y accedían gustosos.

La Casa Yankelevich, en Entre Ríos 940, de don Jaime, fue célebre en su época. Fue un eximio comerciante y desde los primeros momentos, junto con su esposa, trabajaba hasta altas horas de la noche, vendiendo, arreglando, armando y preparando encomiendas para remitir al interior. Fue el principal avisador de «Radio Nacional» (luego Radio Belgrano) cuando estaba em la calle Boyacá y finalmente se erigió en propietario de una importante cadena de estaciones de radiodifusión.

La antigua casa importadora de Gustavo Mollajoli, citada anteriormente, tenía mucha clientela «social» que concurría allí como a un Club, para comentar los temas técnicos de la época. Como tenía alguna dificultad al caminar, le decían, en confianza, «el cojo». Pero no se molestaba, porque era simpático y de buen carácter, excepto, según contaban algunos aficionados asiduos, cuando éstos conversaban demasiado con una vendedora que tenía, bonita y de trato agradable.Chercover se caracterizó por la existencia de aparatos alemanes tipo «Lorenz» y «Telefunken» que habían llegado al país, algo así como «surplus» o sobrantes de la Primera Guerra Mundial. También, importó aparatos de la afamada marca Crosley.

LAS GRANDES COMPANÍAS COMERCIALES DE RADIO EN 1925.

En Buenos Aires existía ya Radio Sud América con oficinas en Sarmiento 493 que vendía al por mayor las famosas radios de diverso tipo: de galena, el Radiola I, modelo ER-753A con teléfonos; el modelo ER-753A con teléfonos y galenas de repuesto; el Aeriola Sr. -Modelo RF, de 190-500 metros de onda, con una válvula detectora WD-11D, en circuito regenerativo, que consumía 60 miliamperios en filamento. Empleaba auriculares telefónicos. El Aeriola Sr., Tipo AC, de dos válvulas WD-11; receptor regenerativo RA, y que en realidad era un circuito sintonizado con realimentación, para ondas de 170 a 700 metros de longitud. Este aparato podía combinarse con un detector de cristal y amplificadores a válvulas.

Los modelos GE venían en cajas metálicas de dos unidades: una con el sintonizador y otra con el detector y dos etapas de amplificación de audio. Durante varios años hubo un receptor de este tipo en exhibición en el local del Radio Club Argentino, en la calle Rivadavia 2170.

El receptor de mayor presentación era el Aeriola Grand, con un artistico gabinete y mesita. Tenía un detector regenerativo y tres etapas de amplificación. En esta compañía se vendían las primeras válvulas norteamericanas tipo UV 200, UV201, WR21-A, WR21-D y las válvulas de trasmisión UV202, UV203 de 50 vatios, Kenotron UV216, rectificadora.

La Western Electric, en Paseo Colón 185, vendía aparatos completos de recepción y trasmisión.

La Ericsson, en Esmeralda 1000, disponía de teléfonos de cabeza dobles y amplificadores.

Siemens Schukert, en Bernardo Irigoyen 330. eran los representantes de los aparatos y válvulas Telefunken.

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Texto: «Historia de la Radioafición Argentina», Buenos Aires. (1952). Por Augusto E. Osorio,  LU2AO (SK).

-adaptado, con ilustraciones de la publicación y del archivo de LGdS-

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21 respuestas a Argentina. Las primeras casas de radio en Buenos Aires. 1900-1925.

  1. Jose Kucher dijo:

    Impresionante… Terrible recopilacion

  2. qslworld dijo:

    Este blog me trae recuerdos de una época en que todo era nuevo y la radio empieza a surgir en una gran forma. Estos antiguos ferias en la simplicidad de una época tan importante y notable en el tiempo.
    Felicitaciones a todo el personal de este blog.

    Joao Carlos
    Sao Paulo-SP BR
    Blog; http://qsldobrasil.blogspot.com

  3. Marcelino - LU7DSU dijo:

    Excelente trabajo Horacio! Felicitaciones!

  4. Carlos Landi dijo:

    Muy buena información Horacio!!
    Te felicito!!!
    Abrazo

  5. Heriberto Tavella dijo:

    Excelente articulo Horacio, por correo privado te voy a mandar algunas pagina del catalogo de la casa Radio Mendez del año 1931.- Cordiales saludos
    Heriberto

  6. nestor dijo:

    que tiempos para soñar….Néstor Marroni, lu8aj.

  7. Rubén Guillermo Margenet dijo:

    Estás haciendo historia Horacio!. La tuya es una contribución generosa y tus amigos -entre los que tengo el honor de registrarme- sabrán reconocerlo como otros tantos destinatarios anónimos, también!.

  8. Javier Albinarrate dijo:

    Horacio, siempre mostrando una dedicación increible. Saludos!

  9. Maravilha de site gostei muitos anuncios antigos.
    QSL do Brasil

  10. Javier Vilar dijo:

    Que tiempos aquellos!! en lo que todo estaba por hacer… Gracias por esta recopilacion. Felicitaciones!!

  11. Hector A. Zeffiro dijo:

    Muchas gracias por la retro !!…me transportó a épocas en la que no había nacido, pero que dejaron resabios en el trato cordial que supe recibir de comerciantes durante mi infancia y adolescencia. Todavía estaban!!…Casa Galli, Eneka, Radio Victoria, Laino & Gatti, etc..Recuerdo con mucho cariño a todos esos vendedores que ya no están detrás de los mostradores.

  12. Ricardo dijo:

    Exelente Información, te felicito
    Ricardo LU3BBO

  13. Carlos dijo:

    !! Excelente !! Por favor no se olviden de Casa Laviada de talcahuano 41. Uno de los primeros ya que empezo en Barracas en la calle Iriarte y Santo Domingo. Paso a la esquina de Bdo. de Irigoyen y Mejico y termino en Talcahuano 41.Tambien construian sus propios receptores con la marca Arkansas.Fue una de las primeras casas de discos de Buenos Aires.

  14. Hugo Albanese dijo:

    Excelente el Material Recopilado !! Gracias por Rescatar el Pasado

  15. Pedro dijo:

    Felicitaciones por su Blog, es impresionante su conocimiento y la investigación que ha hecho sobre el tema.

    No soy aficionado a la radio, en realidad llegué aquí porque estoy tratando de entender un pasaje de un cuento de Julio Cortázar llamado Circe. Copio aquí:

    «Los Mañara **picoteaban pacientemente la galena del aparatito con teléfonos**, y lo hicieron quedarse un rato en el comedor para que escuchara cantar a Rosita Quiroga. Luego él les dijo lo del ascenso, y que le traía bombones a Delia.
    —Hiciste mal en comprar eso, pero andá, lleváselos, está en la sala. —Y lo miraron salir y se miraron hasta que **Mañara se sacó los teléfonos como si se quitara una corona de laurel**, y la señora suspiró desviando los ojos. De pronto los dos parecían desdichados, perdidos. Con un gesto turbio **Mañara levantó la palanquita de la galena.**»

    Los asteriscos lo coloqué yo para indicar las referencias a la radio.

    Usted sabrá qué significa la frase «picoteando la galena del aparatito con teléfonos»? A qué tipo de aparato se hace referencia? Este cuento -Circe- ocurre en los años 1920s por eso la referencia a Rosita Quiroga.

    Disculpe si lo molesto con esta pregunta, pero viendo su conocimiento sobre la materia aproveché para intentar aclarar esta duda. Muchas gracias de antemano.

    • Amigo Pedro, «Picoteaban pacientemente la galena del aparatito con teléfonos». Bella expresión que relata lo que efectivamente era común hacer cuando se pretendía sintonizar, hacer funcionar una radio a galena en los años 20. En aquella época, primigenia de la radiotelefonía, no existían aparatos receptores a válvulas, mucho menos como a transistores, como en la década del 60, o actualmente con Circuitos Integrados, chips, y hasta en celulares,

      El receptor de radio de aquél entonces, era un sencillo conjunto de elementos, armados sobre una tabla o puestos en un cajón de madera, que ni siquiera llevaba baterías ni cables de alimentación eléctrica.

      La radio era , en aquél entonces, una experiencia individual, como hoy, con los walkman o los celulares. Más tarde, con el invento de la válvula termoiónica, y los amplificadores, se pudo amplificar la señal para dirigirla como sonido a través de parlantes.

      Quien se encargaba , en la familia, habitualmente, de buscar la estación en la galena, era el nieto, o el chiquillo de la casa. Una vez que encontraba la onda, los «teléfonos» pasaban al abuelo o al papá, que se deleitaba en escuchar las óperas, que irradiaba la Radio Cultura desde el Coliseo, o los tangos de la Radio Prieto… como con Rosita Quiroga.

      Como describe Wikipedia (https://es.wikipedia.org/wiki/Radio_a_galena) : «Una radio a galena es un receptor de radio AM que empleaba un cristal semiconductor de sulfuro de plomo (llamado como el correspondiente mineral de plomo, galena, del que el dispositivo recibe el nombre), para «detectar» (rectificar) las señales de radio en amplitud modulada (AM) en la banda de onda media (530 a 1700 kHz) u onda corta (diferentes bandas entre 2 y 26 MHz)».

      Contaba con la antena, constituida por un simple cable de cobre aislado de una determinada longitud, que iba al exterior, tendida con mástiles en la azotea; y una toma de tierra (una canilla o tubería de agua metálica).

      Como se dice, «El sintonizador estaba integrado por una bobina de cobre (en algunos diseños caseros bastaba un cilindro de un material aislante de unos 8 cm de diámetro y unos 10 cm de altura, al que se arrollaban unas 160 vueltas de cable de cobre esmaltado) conectada por un extremo a la antena y por el otro a una toma de tierra. Los modelos más evolucionados incluían, también, una segunda bobina y un condensador variable para mejorar la recepción, para así seleccionar la frecuencia de la emisora deseada».

      El papel de «detector» lo hace precisamente ese cristal de sulfuro de plomo, que conformaba lo que hoy se conoce como un diodo (un semiconductor que elimina una de las polaridades de los impulsos eléctricos), constituido tradicionalmente por esa pequeña piedra de galena sobre la que se hacía contacto con un fino hilo metálico, a manera de aguja punzante, al que se denominaba «bigote de gato» (catwhisker en inglés). La función del «bigote de gato», era permitir elegir manualmente un punto de la superficie de la piedra de galena (a estima, por prueba y error; mediante intentos sucesivos comprobando si llegaba el sonido) de forma que fuese capaz de filtrar la señal eléctrica, corrigiendo su fácil desajuste.

      Por lo tanto, para que algún sonido saliera por los auriculares -o teléfonos, como escribe el autor, pues originalmente se hacían con las cápsulas propiamente de los teléfonos de aquella época, a carbón -no existía parlante en aquella época, aún- había que encontrar por ensayo y error, «picoteando», buscando el contacto imperfecto pero eficaz, con el pelito metálico, en alguna imperfección del relieve de la piedra, y una vez encontrado el punto, dejarlo así.

      La onda de radio no se amplificaba, se detectaba y rectificaba, convirtiendo la señal de radiofrecuencia en audio. No necesitaba energía adicional, la propia señal era la que proporcionaba, débilmente eso sí, la audición.

      Saludos cordiales y gracias por sus comentarios sobre estas páginas.

      Horacio Nigro Geolkiewsky, CX3BZ, LGdS, Montevideo, Uruguay

      • Pedro dijo:

        Estimado Horacio, sin duda no he podido hacerle la pregunta a nadie mejor!

        Me quedó todo muy claro y aprendí mucho. Con su explicación me doy cuenta que equivocadamente pensaba que para los ’20 la radio estaba más avanzada. No me hubiera imaginado que eran necesario «teléfonos» para escuchar la transmisión. Por eso me intrigaba tanto la descripción de Cortázar. Esas imágenes de una familia alrededor de un aparato de radio seguramente son de los años 30 en adelante.

        Muchísimas gracias!

  16. Excelente trabajo recopilatorio de la historia de nuestra radio. También yo, desde mi humilde lugar de radiodifusor, he estado escribiendo la historia de la Radio y la Comunicaciones en Daireaux (BA), que pongo a disposición de quien se interese. Gracias por el aporte

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