6 de noviembre de 1922: En el aire Radio Paradizábal, inicio de la radiodifusión en Uruguay.

El 6 de noviembre es la fecha más señalada para marcar como hito, y con letras de oro, el proceso fundacional de la radiotelefonía uruguaya. En esa fecha de 1922  salía al aire la primera estación radiodifusora estable y de carácter comercial.

Carátula del Semanario de la Estación Paradizábal. Llegó a imprimir cinco mil ejemplares. (colección archivo Horacio Nigro, LGdS)

Los comienzos de la radio, en el Uruguay consistieron en experiencias realizadas por radioaficionados, en telegrafía con trasmisores  a chispa y con interferencias mutuas de buques y trasmisiones de las primeras estaciones oficiales costeras de Punta Yeguas, Punta del Este y más tarde Cerrito. Luego, con el mejoramiento incesante de la tecnología, comunicaron con trasmisores fabricados artesanalmente, por ellos mismos, de chispa al principio y luego con un lámparas  y receptores de radiotelefonía de galena, y primeras válvulas, en base a circuitos de diseño primitivo, tomados de revistas como «Caras y caretas», «Revista Telegráfica», «QST», etc.

Teatro Urquiza

Hasta llegar el año 1921, cuando la empresa General Electric instala un trasmisor de 10 vatios de potencia, en el local de la empresa, Avenida Uruguay y Ciudadela, instalándose la antena en la azotea del edificio. Luego, siguieron pruebas en el Palacio Estévez, Casa de Gobierno. Estas pruebas y experimentos se realizaron con total éxito, siguiéndole las realizadas desde el Teatro Urquiza.

El primer acto público masivo generado por la radiotelefonía en el Uruguay, fue la nutrida concurrencia de público presente en la explanada del Teatro Solis de Montevideo, para enterarse de las alternativas y el resultado del partido de fútbol entre Uruguay y Brasil, trasmitido desde Río de Janeiro por el Quinto Campeonato de Fútbol, en el marco de los Juegos Atléticos Panamericanos.

En la azotea del diario «El Plata«,  se había instalado, pues, un receptor de radiotelefonía. El citado diario estaba en la parte izquierda del teatro, que ocupaba hasta hace uno años un museo y hoy la sala Zabala Muníz.

El_Plata_Solis

Fachada del Teatro Solis, en Montevideo. A la derecha, la redacción del «Diario del Plata».

La trasmisión radiotelegráfica venía desde Rio de Janeiro, justamente en la quinta jornada del campeonato de «football». De las noticias que arribaban (muchas no podían ser por radiotelegrafía —una frase cada tanto—) se hacían dos copias, una para ser trasmitida por radio, seguramente a través de aquel trasmisor pequeñísimo y volante «General Electric» para los pocos privilegiados con receptores, y otra copia para el público reunido en el propileo, al que se voceaba «a megáfono limpio».

«La nerviosidad —sigue «El Plata«— alcanzó grados verdaderamente intolerables y era su manifestación tan viva e imponente que cuando el megáfono de Enrique García enteraba a la multitud de cualquier incidencia del partido que pudiera adelantar la esperanza de una victoria, sonaba abajo un rumor sordo como el de una marea avasalladora que amenaza tragarse cuanto hubiese a su alcance».

Emilio Elena. En la foto, ya ocupando la gerencia de «General Electric» en Montevideo.

Claudio Sapelli, entusiasta con los primeros experimentos técnicos.

Ese trasmisor tuvo una peripecia bastante particular: General Electric había decidido presentar un transmisor de 10 vatios, en ocasión de la exposición de Río de Janeiro de ese año. Pero con el temor de que fuera utilizado para espionaje y revelara secretos de estado, el gobierno brasileño prohibió su exhibición.

El aparato fue, entonces, enviado a Buenos Aires, donde quedó demorado en la aduana, hasta que terminó en la oficina de la General Electric en Montevideo. Un empleado de la empresa, Claudio Sapelli, hábil y curioso, comenzó a trabajar en el sistema junto a su compañero de trabajo, Emilio Elena.

Se afirma que «la primera transmisión «estable» de la radio General Electric se realizó el 15 de agosto de 1922, con voces y música a cargo de Sapelli y Elena. ³

El interés de «General Electric» era la de vender receptores. Pero para ello necesitaban obviamente una estación emisora, para generar el interés por aquellos.

A mediados de agosto la empresa General Electric, como dijimos, instalada en Uruguay y Ciudadela, pone a la venta receptores de radio armados a cortina cerrada.

El lunes por la mañana, comienzo de la venta, había una multitud frente al comercio, dispuesta a comprar receptores de radio. ³

Así «General Electric» le vende al comerciante de orígen vasco don Sebastián Paradizábal, un trasmisor de 1 kW de potencia, que se instaló en los altos del Hotel Florida, hoy desaparecido.

Sebastián Paradizábal fue un próspero comerciante de Montevideo, quien sin saberlo, pasó a ser parte de la historia viva de la radiodifusión uruguaya.

Luis Viapiana. El primer locutor.

Radio Paradizábal, comenzó sus trasmisiones el día 6 de noviembre de 1922, a la hora 17. Su primer locutor y jefe de la broadcasting fue Luis Viapiana. El jefe técnico fue Carlos. H. Sirighelli, y el técnico electricista fue Claudio Sapelli. El operador técnico fue Mario Brignani. Las primeras figuras musicales fueron el profesor de piano Héctor Rosa, a cargo del violín C. Andrade, al violoncello, el Sr. Liaczi. La soprano fue la Señora Morello. El jefe de publicidad fue Carlos Seron. Radiodifusor y propietario Sebastián Paradizábal, aunque fue importante el consejo y entusiasmo de su gerente, el Sr.Moledo.

La Radio Paradizábal trasmitía en longitud de onda de 320 metros, siendo la actual ubicación en el dial de la actual radio CX20 Montecarlo (930 kHz). Con una potencia de 1 kW, era sintonizada en los diecinueve departamentos, y también en la ciudad de Buenos Aires. Trasmitía diariamente, de 14 a 15 horas un noticioso del Radio Club del Uruguay. Los lunes, miércoles y viernes, de 21 a 23 teatro o conciertos, los domingos, de 14 a 15 otro espacio del Radio Club del Uruguay, y de 17 a 19 conciertos.

La Paradizábal tenía asimismo avisadores, como “Agua Matutina”, Casa “Pablo Ferrando”, Farmacia “Garate”, Gaseosa “Tri Naranjus”, Cigarrillos “Spinet”, “Gran Café Avenida”, Casa Straumann y Cía.

Alfredo Mario Ferreiro, humorista, poeta y periodista, autor de «Prohibido dar la mano» y «El hombre que se tragó un autobús», narra con sencillo pero claro estilo, su visita a la primera radioemisora uruguaya establecida.

PARADIZABAL BROADCASTING

«Verás… Un auto me dejó en las puertas del hotel Florida. Ya en el ascensor, el empleado me hizo una pregunta:

—¿Tiene usted tarjeta para visitar los estudios?, y enseñé la pequeña cartulina.

—Está bien, señor, me dijo.

Al pasar por la rejilla de los pisos altos, el ascensor hacía un ruidito seco y simpático. Con un breve chillido metálico se abrieron las puertas de la jaula.

Desemboqué en un amplio patio sobre el que se volcaban innúmeras habitaciones. Plantas y juegos de vestíbulo de delgado mimbre. Alfombras. Una señora escribía una carta sobre una mesa. Miré a todas partes.

—Pero… insinué, desorientado.

—Por aquí, señor —indicó, solícito, el ascensorista,

—Gracias —respondíle.

Trepé por una escalenta; atravesé un rellano; en lo hondo del rellano distinguí, en la penumbra, una cantidad de cosas amontonadas; otra escalera se recostaba contra el muro opuesto. La salvé en dos saltos. El aire glacial de la tarde me golpeó con furia el rostro. Estaba en la azotea del hotel. Detrás mío se alzaba, orgulloso, uno de los soportes metálicos de la antena…

Abajo, en calles y ventanas titilaban, dispersas, infinidad de lucecitas. El edificio del Jockey Club alzaba su mole esquelética por sobre un mar de casas. Divisé el teatro Zabala. Un tanque de agua me ocultó a la vista la avenida 18 de Julio. La antena de la casa Paradizábal, en Andes y Colonia, prendía, a intervalos, una estrella que se deshilachaba en largos y delgados rayos. Caminé hacia la izquierda. Una puerta me dio acceso a un corredor angosto y corto; al fondo del corredor, tras una puerta hermética, sonaba un «foxtrot». Esperé. Prendí un cigarrillo La tarde moría en el cielo. Las cúpulas resaltaban por sobre el macizo informe de la edificación, y en un postrer destello apagáronse los reflejos áureos de las claraboyas agazapadas sobre las azoteas vecinas.

Calló la música. Entonces, con los nudillos, di dos golpecitos discretos en la puerta y empujé un poco. La puerta cedió con un débil quejido. Un cortinado espeso, rojo, cubría el muro que iba apareciendo por la hendidura de la puerta. Una luz grata me dio en los ojos. Dos caras me miraron asombradas. Entré. Un piano enorme, una victrola, varios hombres con instrumentos de música, dos señoras sentadas, una mesilla, un teléfono sin auricular, un micrófono sostenido por dos espirales casi invisibles de alambre de cobre. Y todo acolchado, suelo, paredes, techo. La luz lucía medio semiescondida por un repliegue del tapiz rojo.

La pequeña, nerviosa, simpática figura de Viapiana salió a mi encuentro. Nos chocamos las manos. Entonces yo di un recio «Buenas tardes» que todos contestaron con un eco. Viapiana se llevó un dedo a los labios y me largó dos chistidos al tiempo que, con un gesto, me señalaba los micrófonos. Comprendí mi indiscreción y sonreí.
Viapiana hízome señas para que le aguardara. Fuese hasta el trasmisor que estaba sobre la mesita y, con voz clara, pausada, tranquila, trasparente, comenzó a decir:
—Trasmite la Radio Paradizábal. Montevideo. Número cinco. Cuplet de «La Montería», cantado por la soprano señora Isabel Uría.

Y, luego de apretar un timbre que no oí sonar, hízome señas invitándome a pasar al otro aposento. Atravesé la mullida habitación y penetré por una puerta acolchada a la contigua. Zumbidos, golpes secos, rasgueos, moscardoneo de dínamos, timbres, zumbidos…

Mientras Viapiana me hacía las preguntas del saludo, un altoparlante comenzó a cantar con inusitada fuerza y claridad el popularísimo couplet «La Montería».

Charlamos unos instantes. En eso, calló la música. Viapiana, por la puertita, desapareció de mi lado. Un mozo, silenciosamente inclinado sobre una mesita llena de alambres, cargada de botones, repleta de especies de relojes, enchufó y desenchufó luego. Se hizo un ruidito en el altoparlante. Enseguida una voz recia llenó el reducido aposento:

—Trasmite la Radio Paradizábal, Montevideo. Avisamos a todos nuestros oyentes que esta noche, a la hora 21, trasmitiremos la revista en dos actos y 18 cuadros «París qui Jazz», que representará en el teatro Urquiza la compañía de León Volterra, del Casino de París. Número seis, «La danza de las horas», de la ópera «Gioconda», ejecutada por la orquesta Radiozábal. Trasmite la Radio Paradizábal, Montevideo.

Calló la voz. Entró una señora y se aposentó cerca mío. Enseguida entró Viapiana. Tornamos a charlar. En el trasmisor brillaban las lámparas. La música sonaba en el altoparlante. El mozo seguía absorto ante los botones, los alambres, los relojes de la mesita. Por el recuadro de un vidrio divisaba parte de la bahía. En lo hondo, como una enorme silueta azul, el Cerro destacaba su mole; más acá, sobre la tersura de las aguas azuladas, bajo un cielo rosa y violeta, caminaban despacio unos barcos diminutos que iban dejando* una   manchita de humo en el  aire transparente.

Y una profusión de luces prendíanse y apagábanse a intervalos por sí mismas…

Calló la orquesta. Me despedí. Y, cuando iba descendiendo la escalenta, oí la voz de Viapiana cantando «El rey del cabaret». Hacía un frío terrible.

Atravesé de un salto la vereda y me acurruqué en el asiento mullido del auto. Arrancó éste con un silbido poderoso. Cuando doblamos la esquina, las torres de la antena se me aparecieron como arañando el cielo. Y yo pensé que estas torres son el más alto escalón logrado por el hombre en su marcha de progreso, y me figuraba a miles y miles de hombres —diseminados por toda América— oyendo al unísono a esta estación trasmisora que yo acababa de visitar con la rapidez de un bólido.

A.M.F.

«Esta crónica de la época viene ilustrada en la «Revista Radiotelefónica» con dos fotos: de la pianista María Adela Fourquet y del concertista de piano Felisberto Hernández que estrenó en la radio pionera su obra «Primavera». Muchos ni soñaban que éste sería el famoso escritor. Con el piano se ganaba entonces la vida.» (²)

José Batlle y Ordóñez, al frente del micrófono que se utilizó para irradiar el discurso político a través de Radio Paradizábal. (Foto «El Día»).
A la sazón, el Presidente de la República era el Dr. Baltasar Brum Rodríguez. Batlle era presidente del Consejo Nacional de Gobierno.

En Radio Paradizábal, se trasmitió el primer discurso político, irradiado el 12 de noviembre de 1922 por el Señor José Batlle y Ordóñez, que anunciaba la campaña electoral del Ing. José Serrato en el Partido Colorado. Cabe señalar,  que este fue el primer discurso político en el Uruguay, difundido por radio, y así lo anunciaban crónicas de la época:

PRIMERA CONFERENCIA POLITICA POR TELEFONIA SIN HILOS

13 de noviembre de 1922. En todas las ciudades declaradas tales por la ley se han instalado aparatos receptores. Una convulsión tecnológica a nivel primario y ni qué hablar a nivel de rumores y chismorreo pueblerino.

A las 20.30, después de escucharse el Himno Nacional, la Marsellesa y el Himno a Garibaldi, pronunciarán discursos por «telefonía sin hilos» el señor Batlle y Ordóñez y el señor Julio María Sosa. Cerrará la trasmisión el señor Ovidio Fernández Ríos leyendo su «Himno a Batlle».

Emocionado el «speaker» comenzará así:

«Hola, hola, hola…  Más veloz que el rayo, tan rápida como esa misma luz que el batllismo desea llevar a todas partes, devorando 300.000 kilómetros por segundo y en todas direcciones se difundirá esta noche la palabra batllista por boca del mismo Batlle. Sintonizad vuestros receptores con esta voz: Hola, hola, hola.»

«A todos los que escucháis os digo: poneos de pie, descubríos, que el Himno Nacional llegará hasta vosotros, trémulos de emoción ante este misterio inmenso y agobiante. Oid el Himno de la patria; luego oiréis al hijo más esclarecido de ésta».

No fue ésta trasmisión favorecida por la Naturaleza: una tormenta cercana llenó el dial de ruidos estáticos. Y en muchos lugares la recepción no fue posible debido a las descargas. Sólo muy pocos escucharon el primer «blooper» o gazapo en la radiotelefonía uruguaya:

Cuenta la anécdota que  habían llevado a don Pepe al micrófono y él -que no era hombre fácil de conducir, incluso de hacerle tolerar novedades o cosas modernas- tuvieron que convencerle de ponerse una especie de collar, para colgarle el micrófono, que era una bocina como las que tenían los teléfonos antiguos.
Bellaqueó para que se lo colocaran y al terminar dijo: «Sáqueme por favor esta porquería».

La vida de Radio Paradizábal, fue  muy efímera. Luego vendió su trasmisor al diario «El Día», que también lo usó durante poco tiempo, porque en aquella época la prensa no se sentía muy cómoda con la radio.

Finamente se incendió. La estación que estaba instalada en ese localcito sobre el hotel Florida, una noche, no se sabe a qué hora, si estaba operando o no, se quemó -recuerda Emilio Elena.

Aquella estación pionera quedó prácticamente inutilizable.

Vivía del aire y desapareció en el aire.

La siguiente broadcasting fue la «Radio Sud América», desde el Colegio Norteamericano de Señoritas», Instituto Crandon.

El 5 de julio de 1923, comenta el diario «La Mañana»: «Radio Paradizábal ha mantenido los prestigios de la radiotelefonía, en esta semana que le ha tocado estar sola en el éter…» ¿Qué había pasado? Las continuas interferencias de la Estación Cerrito y la potencia de Radio Paradizábal, hicieron que Radio General Electric interrumpiera sus emisiones, para instalar otro transmisor más potente. (²)

En efecto, el 8 de julio de 1923, la «General Electric», por iniciativa de Don Emilio Elena, inaugura su nuevo transmisor de 500 watts en antena, instalado en la azotea del «Colegio Americano de Señoritas» (hoy, Instituto Crandon) en 8 de Octubre y Garibaldi, con una torre de 50 metros sobre la calle.

Reabre sus transmisiones «con un interesante programa de concierto con arias de óperas, y recitados a cargo de la Srta. Paula Weber, y los señores Raúl Mendilaharsu y Sabat Ercasty».

Después de aquellos primeros intentos, en diciembre de 1924 salieron al aire: Radio Montecarlo; en agosto del 25, lo que luego sería CX 30; en octubre del 28, Radio Carve, y en 1929, Universal, antes Fada Radio; Radio América y por supuesto la Radio Oficial (SODRE) a impulsos del Dr. Francisco Ghigliani.

Según documentos archivados en la Asociación Nacional de Broadcasting Uruguayos (ANDEBU), en 1924 comenzaba Radio Paysandú; en el 26, Radio Durazno y La Voz de Paysandú y en el 27, Radio Cultural de Salto, entre otras.

Los textos anteriores han sido tomados de los siguientes libros y sus autores, según las siguientes notas:

¹ Jacinto A. Duarte –«Dos Siglos de Publicidad en la Historia del Uruguay» (Montevideo, 1952);

² Rubén Castillo – «Silencio, estamos en el aire» (Montevideo, 1979)

³ Ildefonso Beceiro (h) – La radio y la TV de los pioneros cronología y anécdotas de un fenómeno uruguayo»   y

4 Raúl Barbero . «De la galena al satélite. Crónica de 70 años de radio en el Uruguay 1922-1992. Montevideo. (1995).

Y han sido aumentados o condensados y adaptados para esta entrada.

Programa especial con motivo del 90 aniversario, emitido el 4 de noviembre de 2012 por «Radioactividades», CX 26 Radio Uruguay, SODRE (conducido por Daniel Ayala González y con la producción sonora de Luis Ignacio Moreira). Excelente producción con profusa ilustración sonora. Irradiado el 4 de noviembre de 2012.


RCI//EN CARTELERA//90 años de radiodifusión en Uruguay. Entrevista de Pablo Gómez Barrios, para Radio Canadá Internacional. (6 de noviembre de 2012).

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11 respuestas a 6 de noviembre de 1922: En el aire Radio Paradizábal, inicio de la radiodifusión en Uruguay.

  1. Mario Rodriguez dijo:

    Qué buen trabajo de recopilación histórica, felicitaciones.

  2. Ingrid Rodríguez dijo:

    QUE GUSTO LEER UN TRABAJO TAN DETALLADO DE UN FENÓMENO SOCIAL TAN IMPORTANTE COMO FUE LA RADIO EN NUESTRO MEDIO. UN DISFRUTE. GRACIAS.

  3. Agradezco a «Pedro»: su comunicación que señala la necesaria rectificación al texto, referido al Dr. Batlle y Ordóñez: «No es correcto que José Batlle y Ordóñez fuera el presidente de Uruguay en 1922. A la sazón, el presidente de la República era el Dr. Baltasar Brum Rodríguez. Batlle era presidente del Consejo Nacional de Gobierno, no de Uruguay como se menciona.». Así quedó.

    «Pedro» La aprobación a la publicación de su comentario aquí radica en el hecho de que el mensaje de respuesta con el agradecimiento debido enviado a la dirección de correo electrónico remitente, ha sido rechazada dos veces. Las direcciones de email de quienes hagan comentarios en el blog deben ser válidas.

    >Delivery to the following recipient failed permanently:

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    >Technical details of permanent failure:Google tried to deliver your >message, but it was rejected by the recipient domain. We recommend >contacting the other email provider for further information about >the cause of this error. The error that the other server returned >was: 550 550 RCPT TO: User unknown (state 13).

  4. Gianfranco dijo:

    Buenas noches, necesito hacer un trabajo sobre la industria de la radiodifusión en Uruguay, necesito recabar todo los posibles datos sobre dicha industria mas que nada datos actuales. Si alguien tiene información y me quiere ayudar me la puede mandar a palolo17_1988@hotmail.com

    Muchas gracias! a y muy buena información como para empezar con el trabajo muchas gracias !

  5. Leticia dijo:

    Orgullo ser la bisnieta de viapiana

  6. Interesante la crónica (con un sabor a misterio) de esa emisora pionera en Uruguay. Me encantó.

  7. Carlos Miguel Oronoz Sirighelli dijo:

    Soy nieto de Carlos H. Sirighelli encargado del montaje de la Radio Paradizabal y su Director/Técnico como figura más arriba en un extracto que figura en todas las ediciones de la Revista Radiotelefónica de las cuales dispongo originales o copias. Nadie lo incluye entre los pioneros de la radiodifusión en el Uruguay y fue de los primeros radioaficionados. La característica de su emisora era 1.CA

    • Carlos, ¡Qué fortuna encontrarle!. Va a ser bueno que entremos en contacto más directamente, para ahondar en las memorias que tenga del distinguido abuelo. Como Ud. dice, verdadero pionero en la etapa heroica de la radio en Uruguay. Le escribiré!!! Horacio.

      • Saludos:

        Mi nombre es Ramón Ortiz Rosario y resido en la ciudad de Humacao, Puerto Rico. En primer lugar felicito a la persona o al grupo que ha creado esta valiosa página con un contenido sobresaliente sobre la historia de la radio nacional de Uruguay.

        Yo estoy interesado en conseguir información completa sobre la desparecida Radio Paradizabal. Obviamente aquí hay una publicación disponible pero me interesa saber si existe alguna publicación en libro.

        Estoy muy interesado en poseer ese libro si es que existe. Estoy haciendo una investigación sobre los orígenes con información precisa y confiable de la radio Caribeña y Latinoamericana.

        Espero que puedan ayudarme en mi solicitud. El mayor de los éxitos para todos. Quedo pendiente. Muchas gracias.

        Cordialmente,

        Ramón Ortiz Rosario

      • No hay ninguna publicación que encare exclusivamente el tema de esa Radio, la Paradizábal. Todo lo quie se puede encontrar son referencias en distintras fuentes, de las cuales este artículo en el blog, recoge. Saludos, Horacio/LGdS.

  8. SUSANA CHAO dijo:

    UN. PRIVILEGIO PODER LEER UN INFORME TAN COMPLETO Y DETALLADO ACERCA DEL DESARROLLO DE LOS COMIENZOS DE LA.RADIO
    EN EL URUGUAY. Un total disfrute del contenido
    del mismo que agradezco enormemente.

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