No tuvo otra idea la del editor de la revista argentina «Caras y Caretas» del 2 de noviembre de 1933, que titular esta página con un signo de interrogación.
Con este número, la publicación inauguraba su sección «Radio», con diversas notas e ilustraciones, de las que se transcriben, seguidamente dos:
Cuando llegó el abuso [de] la sonoridad estrepitosa de los altoparlantes colocados en las puertas de los comercios, una sostenida campaña de la prensa puso fin a una situación que se tornaba cada vez más insoportable.
Los comerciantes comprendieron inteligentemente que por esa vía se llegaba al hartazgo radiotelefónico y con muy buen acuerdo decidieron acallar las voces de aquellos monstruos incansables de tormento.
Pero ahora este monstruo ha surgido en una nueva forma, aunque más atenuada:
Ciertos particulares dan todo el poder al receptor y mientras se dedican lejos de sitio a menesteres caseros, aturden los oídos del vecino que, da la casualidad, no está en disposición de oír música.
Es necesario hacer comprender al propietario de un receptor que así como el ejercicio de sus derechos de dominio no va más allá de las paredes de su casa, tampoco puede usar el aire de la atmósfera para meterse en la propiedad ajena.
Señores propietarios de receptores, un poco más de consideración con los oídos del vecino y un poco más de discreción en el uso y no abuso de su radio.
Un par de páginas más adelante, se publicó este breve pero ilustrativo artículo:
La popularidad de escuchar la radio, también creó problemas en otros países, a los miembros de la familia en el hogar, o vecinos cercanos, cuando el volumen estaba demasiado alto.
La filatelia recoge estos ejemplos:

«Oyentes de radio: Cuiden a sus vecinos». Suiza, cancelación postal, 1937. (Colección filatélica Neil Carleton, Canadá).

Esta cancelación postal de 1947, desde Lausana, Suiza, a orillas del lago de Ginebra, pide a los oyentes de radio que «moderen su radio». La postura de la asediada figura en el medio del entorno excedido en volumen sonro por la radio, refuerza el mensaje en cuanto controlar el volumen, mantenerlo dentro límites debidos, y observar límites razonables. (Ibídem).

«RADIO RECEPTOR: Sea considerado con sus vecinos». Suiza, 1948. (Ibídem).