«La fuerza de la sangre». Un radioteatro en el teatro, para recrear a Cervantes.

Se estrenó el 13 de octubre en la Sala Verdi, tradicional sala teatral de Montevideo, la obra de Carlos Manuel Varela «La Fuerza de la sangre», por la Comedia Nacional en el marco del I Festival Internacional Cervantino de Montevideo, que rememora el cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes.

Esta adaptación teatral  a cargo de la Comedia Nacional del Uruguay, con la dirección de Juan Antonio Saraví, se realiza en el marco del proyecto “Teatros ejemplares”, en el que cinco dramaturgos uruguayos contemporáneos adaptaron teatralmente algunas de las «Novelas ejemplares» del gran autor español.

El texto es, posiblemente, una reescritura de la propia obra de ‘Manolo’ Varela: “Las divas de la radio” que se puso en escena en 1996, en la Sala II del teatro de la Alianza Francesa,  con la dirección de Carlos Aguilera). En aquella obra, los homenajeados eran el radioteatro y sus figuras; en ésta, los actores son vehículo para hacer centro en Cervantes.

El autor: Carlos Manuel Varela.

Carlos Manuel Varela. Profícuo y premiado dramaturgo uruguayo, ex profesor de literatura que nació el 10 de abril de 1941, en Dolores, Soriano y falleció tempranamente, en 2015, fue figura significativa en el teatro uruguayo de la Resistencia a la dictadura cívico militar de los años 80s. Foto Alejandro Persichetti, Semanario «Brecha», Montevideo, Uruguay / Fuente)

Dramaturgo, narrador, director teatral y profesor de Literatura. Fue docente y director de la Escuela Municipal de Arte Dramático. Autor de 27 obras de teatro que han sido traducidas al inglés, al portugués, al italiano y al alemán; y representadas en varios países: Argentina, Paraguay, EEUU, Australia, México, Italia, El Salvador, Brasil. Uruguay.

Su obra ha recibido numerosos premios como el Premio Morosoli a su trayectoria, el de la Embajada de España por su “Don Quijote” (junto a Celia Blocona) y el Premio del Fondo Nacional del Teatro por “Bienvenidos al Hogar» (2004). Escribió ensayos de carácter didáctico, artículos sobre diferentes tópicos teatrales, guiones para televisión y cuentos. Publicó un libro de relatos titulado “Encuentros solitarios” (2007) y una Antología de su teatro (2008). Murió de cáncer en Montevideo, el 13 de abril de 2015

Las figuras del radioteatro tan próximas al autor (su madre fue la gran actriz Violeta Amoretti (1917-2004), su tía la reconocida actriz Julia Amoretti, (1935), (quien estaba en el público presente en la noche del estreno), ahora son figuras de aquel teatro que convivió con la radio, y a través de la certeza de un nombre como Margarita Xirgu o la indirecta referencia a otros más disimulados, Manolo Varela habla, otra vez, de nosotros.

Elenco de Juan Casanovas, una de las figuras consulares del radioteatro uruguayo en su época de esplendor. Su compañía de radioteatro actuó en distintas emisoras del dial montevideano. A la izquierda de la foto actriz Julia Amoretti, tía de Manolo. (Archivo Horacio Nigro Geolkiewsky/LGdS

blockquoteMi madre, Violeta Amoretti, actriz del Teatro Circular, protagonizó mi obra «Las gaviotas no beben petróleo», trabajó con los mejores directores teatrales de la época y fue puntal de nuestro radioteatro, con Juan Casanova. El eslogan era “Violeta Amoretti y Juan Casanova a las 13.30”, y paraban el tránsito. Y mi tía, Julia Amoretti,  fue una artista reconocida.

Violeta Ortíz, recordada figura del radioteatro uruguayo.

Violeta Ortíz, recordada figura del radioteatro uruguayo.

En efecto, según recuerda el memorialista Raúl Barbero en su libro, «De la galena al satélite», hacia fines de la década del 40, CX12 ubica en primer plano a la Compañía de Humberto Nazzari. A su lado «florecen» las dos Violetas que más recuerda el radioteatro nacio­nal: Violeta Ortiz y Violeta Amoretti.

Y a lo largo de su obra «La Fuerza de la Sangre», Carlos Manuel Varela desliza varias alusiones a nombres actrices y actores recordados. Ejemplos son «Estela Ortíz, la dilecta alumna de Margarita» [Xirgu], por Violeta Ortíz, y el señor Boni (por Rómulo Boni). «¡Nazzari, Tolve, Muñoz! Directores de la década del cincuenta de radioteatro».

«La Fuerza de la sangre». Una obra cervantina como ejemplo de las radionovelas por episodios.

«La fuerza de la sangre»,  es una de las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes Saavedra. (1547-1616). Se desarrolla en Toledo y tiene como protagonistas a dos jóvenes del lugar.

Su tema gira alrededor de uno de los asuntos más debatidos, piedra angular de la sociedad barroca de la España de principios del siglo XVII: la honra. Es un relato breve que reconstruye una doncella mancillada, averiguar quién fue el culpable, forzándole a tomarla en matrimonio, y en un final moralista, la redención del pecado, el secreto protector y la reconquista del honor.

El furor de los radioteatros

Hasta el comienzo de la década del 40, era casi una obligación para las amas de casa montevideanas (tal como ocurría en Europa y en toda América), estar suscriptas a las novelas «por entregas».

Una vez por semana, el repartidor (que también era el cobrador) llevaba a las señoras inscriptas, los fascículos de obras traducidas del italiano, tal como sucedía con las de Carolina Invernizio, autora de: «La tragedia de los celos», «La ciudad misteriosa», o «Los huérfa­nos del ghetto»; o del francés, cuando eran originales de los Féval (Pablo, padre e hijo) que firmaban: «Los hijos de Lagardere», «Los misterios de Londres» o «Los amores de París».

Cada siete días, con enorme impaciencia, se esperaba al empleado de la distribuidora, pues el ama de casa, su esposo, hijas e hijos (que por turno leían el folletín) habían vivido el suspenso que quedara pendiente desde la semana anterior.

La novela por entregas no tenía limitaciones de tiempo. La obra, dividida en 48, en 96 o en 144 capítulos, podía durar uno, dos y hasta tres años. La edi­torial, para asegurar la venta continuada del producto, con temor a que algunos suscriptores se borraran a los seis o siete meses de haberse inscripto anunciaba en las contratapas de cada fascículo los sorteos con «fabulosos premios» (sic) los que serían obsequiados a quienes completaran la colección, y que consistían en: baterías de cocina, calentadores «Primus», juegos de loza, relojes de pared, etc., etc.

Nació entonces el radioteatro episódico, que no prometía premios, pero que ofrecía la entrega diaria en lugar de la semanal y que eliminaba el proceso de la lectura individual sustituyéndola por la audiencia colectiva.

Ese nuevo gé­nero, que los oyentes llamarían simplemente «el episodio», se impuso rápidamente, desplazando en forma definitiva al folletín impreso.

Aunque al principio la audiencia de nuestro país debió conformarse (cuando alguien poseía un re­ceptor capaz de captar las ondas bonaerenses) con escuchar a los elencos argen­tinos que interpretaban «Las aventuras de Carlos Norton» o los dramones gau­chescos que firmaba González Pulido para sus «Chispazos de tradición», muy pronto algunas emisoras locales cobijaron elencos de incipiente formación, que recurriendo al repertorio de nuestros vecinos ponían en el aire historias de amor, de suspenso o de intriga.

Elenco de radiotatro de CX36 Radio Centenario, Montevideo, circa 1950, tarjeta postal fotográfica. (Colección archivo Horacio Nigro Geolkiewsky/LGdS).

Actores y actrices, sentados alrededor de una mesa circular sobre la que pendía el micrófono, leían los textos, dándoles en lo posible el énfasis de una interpretación casi teatral. El alejamiento o aproximación de los personajes se lograba echándose un poco hacia atrás en la silla, o inclinándose hacia el aparatito trasmisor.

En Uruguay, el radioteatro propiamente dicho surgió en 1934 por iniciativa de Heraclio Sena, con la creación de Las Aventuras de Carlos Norton (CX 22 Fada Radio) basado en historias policiales. (Revista Cancionera, 1934, archivo Horacio Nigro Geolkiewsky/Fuente).

Para dar más viso de realidad a las entradas y salidas, se marca­ban sobre la mesa, con rítmicos golpecitos de las uñas del índice y del mayor, los supuestos pasos de quienes llegaban o se iban.

El director: Juan Antonio Saraví.

Juan Antonio Saraví. Nacido en Montevideo en 1963, comenzó su vinculación con el teatro a través de los títeres. A los 12 años, en 1975, en sociedad con compañeros de liceo, se relaciona conn el «Teatro del Sol» del recordado Roberto Ríus, que fue figura de la televisión en los 60s y 70s, en SAETA TV Canal 10. (Fuente) (Foto: Comedia Nacional)

Actor, docente y director. Egresado de la EMAD (Escuela Municipal de Arte Dramático) en 1986, y con 37 años de trabajo ininterrumpido, ha actuado en más de 80 títulos de la dramaturgia nacional y universal. Dirigió más de 30 espectáculos y participó en cine, televisión, ballet y ópera.

Fue distinguido con varias nominaciones a los premios Florencio como actor y como  director, y fue premiado en 2006 y 2008 como Actor de Reparto. Ha formado parte de Jurados en diversas convocatorias. Ejérció ta docencia en el Instituto de Actuación de Montevideo y en la ORT.

Se incorporó a la Comedía Nacional por concurso de oposición y méritos, en febrero de 2012.

Comenta sobre esta obra, de cuya dirección está a cargo:

La obra.

Carlos Manuel Varela hace las siguientes indicaciones iniciales para el libreto de «La Fuerza de la sangre» :

«La década del cincuenta. La acción transcurre en un estudio de radio con las características de la época. A foro, una pequeña ventana, trasluce la figura del operador. En un lateral, la luz roja con el cartelito EN EL AIRE, está apagada. Un piano ya viejo, intenta sobrevivir con su taburete giratorio. Sillas varias. Un marco con una puerta de madera, una bandeja con grava, dos cocos vacíos, algunas copas, un botellón con agua, papel celofán, y otros elementos artesanales que serán requeridos para sonidos específicos. En el medio del estudio, el micrófono marca el espacio que ocuparán los actores durante la trasmisión o grabación del radioteatro. La luz cae sobre la figura de Maruja, sentada, con un libreto en una mano y un pañuelito en la otra, mientras lee y seca las lágrimas que asoman en sus ojos lánguidos».

La radioemisora se llama Radio Montevideo.

VOZ: Radio Montevideo presenta al cuadro filodramático de Miguel de Mendoza en…

Golpe Musical.

VOZ: ¡La fuerza de la sangre!

Nuevo golpe musical.

VOZ: Adaptación de la Novela ejemplar de Cervantes de Tomás Azuela.

Sube la música y esfuma.

El elenco.

Está integrado por los primeros actores de la Comedia Nacional del Uruguay: Andrea Davidovics, Gabriel HermanoIsabel Legarra, Levón, Stefanie NeukirchClaudia Rossi, Daniel Spinno Lara, Fernando Vannet, Juan Worobiov.

La escenografía.

Un destaque especial lo constituye la escenografía, que estuvo a cargo de Claudia Tancredi, y el trabajo de funcionarios de la Sala Verdi.

Con la debida antelación, se pidió la colaboración al Primer Museo Viviente de la Radio y las Comunicaciones del Uruguay, fundado y dirigido por el radioaficionado, coleccionista  e investigador Antonio Tormo, para el préstamo de algunos aparatos que forman parte del decorado, como un probador de válvulas, un par de micrófonos, etc.

La imaginación y creatividad se hacen evidentes, pues los actores realizan su interpretación dentro de un aparato de radio, clásico receptor de mueble, a válvulas, con su parlante, construido sobre el escenario, y que funciona asimismo, como estudio de radio. 

El proscenio, representa un receptor doméstico a válvulas, típico de los 50s y visto desde la parte trasera. Los actores se mueven dentro e este recinto, habitando al mismo tiempo un estudio de radio, donde representan la breve obra cervantina. Y reflexionan entre sí.

Y para ello se debíeron recrear los distintos componentes de un receptor de radio de la época: sus válvulas electrónicas de vacío, filtros, un transformador,  y como -a la vez, estudio- micrófonos, elementos para los efectos de sonido, una consola, un micrófono de corneta (logrado con el uso de un parlante antiguo de vitrola),  partir de objetos y recursos no tradicionales.

Las válvulas, hechas con tres botellones invertidos. A la derecha el transformador, hecho en base a un refrigerdor fuera de uso, acostado. A la izquierda una jarra. Arriba el ciírculo calado que simula el parlante.

Un carrito o mesa con ruedas, que pertenece a la caja de objetos con los que un actor realiza los efectos sonoros. Unos zuecos, para representar el sonido de los pasos de un personaje. El galope de un caballo, lo hace golpéandose rítmicamente y fuertemente, el pecho.

Un carrito o mesa con ruedas, que pertenece a la caja de objetos con los que un actor realiza los efectos sonoros. Unos zuecos, para representar el sonido de los pasos de un personaje. Una jarra y un vaso, un listón de madera, acompañan. El galope de un caballo, lo hace el actor, golpéandose rítmicamente y fuertemente, el pecho.

Uno de los micrófonos. En realidad, una bocina o corneta de saxofón, la parte de este instrumento, pintados de color blanco. En la boca, una rejilla de ventilador, para simular el aspecto de un micrófono. Es de pie, de tamaño grande.

Uno de los micrófonos. En realidad, una bocina o corneta de saxofón, la parte de este instrumento, pintados de color blanco. En la boca, una rejilla de ventilador, para simular el aspecto de un micrófono. Es de pie, de tamaño grande.

Otro de los sectores de la escenografía: los filtros de la circuitería electrónica, representados con cilindros de color plateado. También bancos de madera, donde se sientan los actores, pueden ser otros componentes físicos del simulado aparato de radio.

Otro de los sectores de la escenografía: los filtros de la circuitería electrónica, representados con cilindros de color plateado. En la parte superior, se ubican sendos recipientes de acero, invertidos (bowls). También bancos de madera, donde se sientan los actores, pueden ser otros componentes físicos del simulado aparato de radio.

Así está representado el transformador, que desde la platea se ve como si fuera tal. Pero que desde la perspectiva en el escenario es un refrigerador, antiguo, bombé, pintado de plateado. Foto tomada, pues, desde el escenario.

Detalle de las

Detalle de las «válvulas». Ingeniosamente construidas con damajuanas o recipientes de vidrio similares y que contienen los elementos internos (rulo de alambre, como filamento, etc.). Se iluminan por dentro durante la representación con una luz anaranjada, tal como si funcionaran en el mismo receptor.

Un receptor de radio, como el que está representado en la escenografía, pero auténtico, está ubicado en un rincón. Le acompañan auriculares de época.

Un receptor de radio, como el que está representado en la escenografía, pero auténtico y con su clásico y cautivante «ojo mágico», está ubicado en un rincón. Le acompañan auriculares de época.

El clásico cartel luminoso que indica la salida al aire, se enciende durante la actuación. Es un mérito de la escenografía, asimismo, haber encontrado un diseño para la tela que cubre el parlante, que equipara efectivamente el clásico diseño decorativo de las telas usadas en aquellos receptores antiguos.

El clásico cartel luminoso que indica la salida al aire, se enciende durante la actuación. Es un mérito de la escenografía, asimismo, haber encontrado un diseño para la tela que cubre el parlante, que equipara efectivamente el clásico diseño decorativo de las telas usadas en aquellos receptores antiguos.

El parlante, simulado, también incluye un parlante verdadero, como parte del imán permanente y la bobina. De todas formas, no está a escala, siendo más pequeño que el espacio que habitualmente ocuparía en el receptor.

El parlante, simulado, también incluye un parlante verdadero, como parte del imán permanente y la bobina. De todas formas, no está a escala, siendo más pequeño que el espacio que habitualmente ocuparía en el receptor.

El rincón donde el operador técnico de la emisora, y quien anuncia la trasmisión del episodio, está arriba, encaramado en una estructura alta, donde se ubica una hermosa Victrola, con elegante corneta, donde zambulle su cabeza para hablar. Le acompaña, fuera de época, pero en el mismo ambiente, un grabador a cinta.

El rincón donde el actor en el papel de operador técnico de la emisora, y quien anuncia la trasmisión del episodio, está encaramado en una estructura alta, donde se ubica una hermosa Victrola, con elegante corneta, donde cada vez que el parlamento lo requiere, zambulle su cabeza para hablar. Le acompaña, fuera de época, pero en el mismo ambiente, un grabador a cinta.

Antiguo probador de válvulas, fuera de servicio. Otro aporte técnico y electrónico a la recreación del ambiente escénico.

Antiguo probador de válvulas, fuera de servicio. Otro aporte técnico y electrónico a la recreación del ambiente escénico.

La recreación del filtro. Un tanque de producto químico en desuso, con su tapa sirvió para lograr el recurso escénico adecuado. Pintado con esmalte metálico en spray. Por arriba, colocado en posición invertida, un bol de acero inoxidable.

Micrófono auténtico, colgante. Juega papel central en la

Micrófono auténtico, colgante. Juega papel central en la «radiocomedia».

«La Fuerza de la Sangre» de Carlos Manuel Varela, se ha estado representando los días 13, 20, 27 de octubre, y 3, 10, 17 y 24 de noviembre de 2016 – 20 hs. Sala Verdi. Montevideo, Uruguay.


Agradecimiento:

Esta entrada fue publicada en 2016, Arte radiofónico, micrófono, Museo, radio, Radioteatro, Receptores, textos, Uruguay y etiquetada , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a «La fuerza de la sangre». Un radioteatro en el teatro, para recrear a Cervantes.

  1. Horacioi MARTÌNEZ dijo:

    EXCELENTE ARTÌCULO. DE COLECCIÒN.

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